martes, 20 de octubre de 2009


que se leyó en el Acto
del 17 de Octubre



Compañeros y Compañeras Peronistas:



Hoy, como hace 64 años, el pueblo peronista sigue siendo el actor principal en la escena política nacional, y ese pueblo que aún nos esta mirando y acompañando hacia nuestro destino de nación próspera, desarrollada e igualitaria, es el mismo pueblo que junto a Evita protagonizara aquella jornada llena de gloria rescatando a nuestro general de la opresión. Ese pueblo, es este pueblo que hoy festeja un nuevo 17 de octubre.

La historia se escribe todos los días; y por eso hoy nosotros, que debemos mantener siempre en alto las banderas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, no cejaremos en conseguir los objetivos permanentes que se propusieron Juan Domingo Perón y Maria Eva Duarte: que son la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo, de nuestro querido pueblo.

Los desafíos que impone la hora actual son quizás mucho mas complejos, en un mundo más complejo, pero estas complejidades ya nos fueron advertidas por el General hace muchos años, para los cuales debemos estar preparados y afrontarlos con toda dignidad y responsabilidad.

Es por ello que el imperativo del momento es la unidad de concepción y acción para seguir el camino trazado y lograr que no haya mas pobres y desigualdades en la patria.

Para eso tenemos que salir de la confrontación y darle un fuerte apoyo a las fuerzas productivas, recuperar el trabajo y el liderazgo regional en la toma de las decisiones que sean necesarias a favor de la reactivación laboral, que hoy se siente amenazada por el flagelo de la desocupación y el desempleo.

Además, debemos estar todas las provincias unidas para hacer respetar el federalismo, que ha sido vapuleado por políticas de concentración y presión hacia los gobiernos locales como nunca se ha visto en este país. Este es el compromiso que tenemos que asumir los peronistas para defender la historia y las mejores tradiciones populares.

En esta nueva celebración de esa gesta que puso un punto final a las injusticias y que nos marcó a fuego para toda la vida, ante la imposibilidad de estar presente por motivo de un viaje programado, les envío un cálido y afectuoso saludo, y los invito a seguir trabajando por los humildes y por los que menos tienen, ya que ese fue el principal legado de ese día glorioso, en que se dividió la historia.

Hubo un antes y un después, y ya nada sería igual. Ese fue el comienzo y el punto de partida de las grandes transformaciones sociales en toda Latinoamérica, y ese es el logro que hoy nos proponemos defender entre todos los hombres y mujeres del justicialismo para cumplir con el mandato histórico.

Muchas Gracias y hasta siempre.


CARLOS ALBERTO REUTEMANN
SENADOR DE LA NACION



fuente: /www.cfin.com.ar