Después del bloqueo a las plantas de Clarín y La Nación, ayer hubo amenazas a quienes vendían diarios en la calle. Algunos, hasta exhibieron armas y la Policía detuvo a seis agresores. Pero la gente compró los diarios en un nivel similar a cualquier sábado.
Otra madrugada de tensión en Barracas
Por: Pedro Paulín
Por: Pedro Paulín
A las 11 de la noche sonó el teléfono en la redacción y se supo lo que –teniendo en cuenta las intimidaciones de Camioneros para con la prensa durante la última semana– estaba lejos de ser una noticia: los seguidores de Pablo Moyano querían evitar que los diarios salieran de las plantas de impresión y la cantidad de militantes del gremio crecía por minuto.
El clima durante el viaje fue el normal para una zona tranquila como es Barracas. Por la avenida Vélez Sársfield, el silencio era total hasta que comenzó a sentirse, a cuatro cuadras de donde estaban, los bombos y cánticos, normales cuando hay motivo de festejo.
Sobre Vélez Sársfield y a unas cinco cuadras de la planta de impresión estaban reunidos los seguidores de Moyano. Camperas verdes y blancas.
Cerveza y charlas sobre el cordón.
Y más de quince camiones estacionados por donde generalmente circulan los autos.
Los chistes entre los manifestantes contrastaban con la seriedad de los pocos policías que aguardaban en la esquina de la planta frente a los manifestantes. "Puedo pasar al baño, quiero ir ahora, antes de que se arme". Era un policía que pedía ingresar a la planta de Clarín.
En la cara se adivinaba angustia. 0.30.
Los camioneros son dueños absolutos de la situación en la calle y crece la tensión. La policía, inmóvil, sigue observando la situación. Juan Salvat, gerente general de Circulación de Clarín ya estaba tramitando la denuncia y mantenía el buen humor en su oficina mientras le contaba a este cronista que nunca había pasado por algo así.Abajo había llegado el momento del "periodismo moyanista".
Cámaras de fotos y de filmar.
Fotos de cerca a las caras de los policías que habían armado el cordón, aunque no impedido el bloqueo como había prometido el Gobierno.
Un militante se subió al techo de un camión con una cámara . Hizo un recorrido sobre los policías que integraban el operativo.
Después se bajó y se acercó demasiado al cordón policial. Sufrió el reto de quien dirigía el reclamo, un dirigente de baja estatura y ancha contextura.En la planta los rumores corrían a la velocidad del rayo. "Viene Moyano, estaba comiendo en Costa Salguero y ahora venía para acá", dijo un empleado. "Parece que están viniendo los barrabravas de Independiente, que son todos amigos de Hugo", advirtió otro.
"Dicen que hay varios que están armados" arriesgó un tercero. Pasada la 1.00, los camioneros comenzaron a desconcentrarse. Había una denuncia en la justicia y un decreto de conciliación obligatoria en el conflicto que los enfrenta con las cooperativas de distribución de diarios. Con la retirada llegó el momento de los últimos festejos.
Sin mostrar preocupaciones por los test de alcoholemia, los conductores se subieron y tocaron ruidosamente las bocinas, a manera de despedida. Con demoras, pero el diario salía a la calles como todos los días.
Para la oposición, hay una mano kirchnerista detrás de los bloqueos
Coinciden en que forma parte de la escalada oficialista contra la prensa.
Coinciden en que forma parte de la escalada oficialista contra la prensa.
La oposición volvió a ver la mano kirchnerista detrás de los gravísimos hechos protagonizados por el sindicalismo moyanista que en la madrugada de ayer buscó frenar la salida de los diarios, entre ellos Clarín y La Nación y luego interceptó –y sustrajo en varios casos– la carga de diarios que era trasladada en camionetas de distribución.
fuente: Diario Clarin