Mercier: "El socialismo está empantanada y tiene dificultades para gobernar"
El senador Juan Carlos Mercier espera a La Capital con la tesis de su doctorado en ciencias económicas en la mano que data desde 1981 y se titula: “El impuesto sobre ingresos brutos, un instrumento eficaz para evitar la múltiple imposición y para el logro de un financiamiento genuino a nivel provincial”.
Es su modo de desmentir que su posición es de los noventa o un capricho para amargarle la vida a los socialistas, a los que trata de esta gente”.
Dijo que quiere ser candidato a gobernador si Carlos Reutemann lo es a presidente y no asume como hazaña haber unificado al peronismo en la Legislatura para combatirle la reforma tributaria al gobernador Hermes Binner. La tesis surgió como consecuencia del desfinanciamiento que el IVA produjo en las provincias en la década del 70.
"En Canadá -explica Mercier- tenés un impuesto al valor agregado del 8 por ciento y un impuesto a la venta final del 7 por ciento. Así que cada estado nacional y provincial tiene su propio financiamiento en los impuestos a los consumos. Acá quedó en el camino, fue un proceso que no maduró y no lo hizo porque las condiciones que se plantearon y el primero que las violó fue la Nación que en lugar de bajar el IVA lo comenzó a subir y así se achicó el margen de maniobras a las provincias que se debieron quedar con bietatico (quien usó esa palabra fue Remes Lenicov ) nos quedamos con mayorista y minorista y eliminamos agro e industria. Con esto podes volver todo para atrás o ir para adelante pero no violarlo como quiere hacer de esta gente porque es entrar en una maraña de consecuencias jurídicas impensables. Cuando ellos mencionan Córdoba y Buenos Aires son provincias que están hasta las orejas y con patacón o más deuda les da lo mismo.
—¿Qué quiere hacer el socialismo con el tema tributario?
—Entienden que tienen que gravar en la etapa industrial o agroindustrial a grandes empresas que supuestamente tienen capacidad contributiva, pero están utilizando un gravamen que no afecta a esas empresas sino al consumidor de esos productos. El gravamen les va a quitar parte de su rentabilidad o riqueza. No. Esos son formadores de precio, y tienen capacidad de trasladar ese gravamen a los precios. Entonces, lo que esta gente dice buscar no lo van a lograr porque ese gravamen no lo pagaran las empresas sino los santafesinos en los precios de los productos que consuman de esas empresas. O sea, el impacto es al consumidor. Con un agravante, si esas empresas no pudieran trasladar el gravamen al precio por alguna razón van a buscar irse a otros distritos donde no les creen ese problema.
—La aspiración de que tributen quienes más ganan sigue siendo una aspiración valida.
—La justicia en el impuesto a los consumos no está dada por quién es el sujeto percutido sino por quien es el sujeto incidido. En Canadá se les llama “collector”, quien recoge el impuesto.
—Ahí no hay progresividad...
—Así es, estará dada por el tipo de bien o servicio que consuma ese sujeto. La leche y el pan, en tanto producto final, deberían estar exentos. Las joyas o los autos, muy gravados. Ahí es donde está la justicia distributiva. En Canadá no eliminan el impuesto a los productos de primera necesidad. Lo gravan para evitar la evasión pero después en el impuesto a las rentas el consumidor puede deducir lo consumió de pan, leche, etcétera. Esa deducción es importante en quien tiene bajos ingresos e insignificante en quien tiene una alta renta. Le buscan la progresividad por la complementación con el impuesto a la renta, y eso si se quiere mantener una alícuota uniforme entre los bienes suntuarios y los de primera necesidad. De lo contrario hay que hacer una escala que grave más a aquellos y menos o nada a los de la canasta familiar.
—¿No está así planteado en nuestro esquema?
—Sí, de hecho, hay alícuota más gravosas o determinadas actividades que están por encima de las alícuotas básicas, otras exentas. Se podrá mejorar. Se ha intentado hacer algo así con lo que quedó.
—Con lo que ustedes dejaron del presupuesto.
—Así es, porque ellos pretendían gravar la cadena de valor. Pero hay que señalar que hubiera significado ante la Corte Suprema de Justicia que el fiscal de Estado le fue a reclamar dinero porque la Nación está incumpliendo el Pacto Fiscal y nosotros íbamos a comenzar a incumplirlo. Por la teoría de los actos propios, el procurador le iba a decir que fue a denunciar lo mismo que la provincia haría. El otro punto que no aprobamos en ingresos brutos es el hecho de que la provincia es la única en la que se puede deducir hasta un 10% lo pagado en concepto de registro de derecho e inspección. Ellos intentaron eliminarlo, y no violaba ningún pacto, pero se entendió que ello quitaba a los municipios el principio de certeza en recaudación propia porque al poderlo deducir el contribuyente no lo evade. Pero si hacíamos lo que pidieron hubiera sido regresivo porque era un aumento masivo para todo, para el pan, la leche el auto y los servicios. Esos fueron los dos únicos rubros que no acompañamos. Lo demás dejamos casi todo lo que propusieron. Patente, no se podía cobrar a año vencido. La reforma tributaria tuvo un 80% de aceptación en ambas Cámaras.
—¿Usted armó y desarmó la economía de la provincia durante muchos años favoreciendo a unos y perjudicando a otros, como cree todo el mundo?
—Tengo una formación universitaria, con un doctorado en ciencias económicas, con una tesis doctoral que toma el desfinanciamiento de las provincias después del IVA con una propuesta que apuntaba a la creación de un impuesto moderno al consumo que llamé ingreso bruto y que tendía a reemplazar en el tiempo a un impuesto en cascada con un impuesto a la renta final. Eso como eje central, pero con 17 años empecé por concurso a trabajar en la Dirección de Rentas, participé de todos los tratados y acuerdos que hubo, y no estoy hablando solo de la década del 90. Fui profesor universitario por concurso de administración pública. Trabajé en la profesión, fui el presidente más joven del Colegio de Graduados de la provincia. Estuve en los sectores públicos, privado y académico. Mi pasión es la provincia. La vivo y la defiendo como propia. Eso me lleva ver con malos ojos cuando se desfinancia a la provincia o se la debilita frente a la autoridad central.
—Cuesta creer que queriendo ser gobernador no le interese ver tropezar a quien busca reemplazar.
—No me mueve el interés de amargarle la vida a nadie.
—No creo que convenza a los socialistas de que quiere que les vaya de maravillas.
—Yo vengo del desarrollismo. Para poder trascender en política tomé el camino del justicialismo como la vertiente más próxima a mis ideas.
—No se incomodó con las concepciones neoliberales que rigieron cuando fue ministro.
—Me tocó ser ministro en coincidencias con proyectos liberales, pero defendí la provincia desde una concepción desarrollista. Por otro lado, eso de decir “el presupuesto o las modificaciones de Mercier” es incorrecto. Yo pedí que se creara una comisión, y así se hizo. Los senadores Alcides Calvo, Rubén Pirola y yo, con nuestros asesores, y consultamos a tributaristas para trabajar tomando como eje lo que habían hecho los diputados (PJ) con quiénes también nos reunimos. Hay cosas con las que no estoy de acuerdo. Se privilegió la unidad del PJ. Así que no se puede decir que esto fue una decisión de Mercier. Yo la defendí y con gusto.
—¿Son conscientes del revés que le propinaron al gobierno?
—Cuando nos reunimos un par de veces fuimos tres senadores hablar con Angel Sciara (ministro de Hacienda) y Antonio Bonfatti (de Gobierno)...
—¿No debieron haber avisado antes?
—Lo hicimos. Estas reuniones fueron antes de que ellos enviaran el presupuesto. Fuimos con Spinozzi, Calvo y Pirola, y les recordamos que el año anterior les habíamos rechazado todo y que le enviamos 100 páginas que ellos no leyeron. Fuimos claros en pedirles, porque así lo dice la Constitución y la ley de administración, que nos enviaran separados el presupuesto, la reforma tributaria y el endeudamiento. En una segunda reunión les dijimos que en la ruptura del pacto fiscal no los acompañaríamos. ¿Qué hicieron? Mandaron todo junto y rompiendo el pacto fiscal. Y nos llegó con seis días apenas para que nos expidamos. No fuimos nosotros quienes nos quisimos enfrentar.
—Pero si el kirchnerismo no hubiese cambiado de actitud, todo lo que usted argumenta no tendría sentido y el gobierno tendría su reforma.
—Así fue, el grupo de Luis Rubeo votó con ellos y el presupuesto fue lo que esta gente quiso que fuera, y ¿cuál fue la consecuencia de eso?
—Entiendo que me la dirá.
—Que se desfinanció la provincia, que se gastó más de lo que entró, que se redujo la mitad el saldo de caja y que en definitiva la única objeción importante que le hicimos los senadores terminamos teniendo razón.
—¿Por qué la bancada de Rubeo ahora no acompañó al oficialismo?
—Puedo presumir que no hay la misma relación que pudo haber entre el gobernador y la presidenta, pero no lo sé.
—Ustedes sacan pecho por haberle infligido una derrota al gobierno. ¿Cómo sigue ahora la cosa?
—Ningún senador o diputado justicialista se siente contento por tener problemas o un enfrentamiento. Ha habido falta de diálogo. Que el gobernador no haya recibido nunca al presidente del PJ habla de una visión del poder. El socialismo es un enclave muy vertical y, perdónenme si suena despectivo, hasta los veo con comisarios políticos en quienes han delegado la estructura del Estado. No suman el conocimiento de gente que ante todo son agentes públicos capacitados. Países como Francia funcionan porque tienen en la carrera del sector público una experiencia que utilizan, no desplazan. Eso no lo ha hecho esta gente, está empantanada y tiene dificultades para gobernar.
—Se los diría que ustedes son más buenos que Hijitus.
—No somos más buenos ni más malos, tenemos ideas y proyectos a veces diferentes. El gobernador debió entender que su triunfo electoral fue importante pero que también lo fue el de los 13 senadores. El que nos agredió desde el vamos fue él con la reforma constitucional que elimina el Senado y con la pretensión de crear cinco regiones que, en algunos aspectos no está mal, pero en otros en inviable. Fue un error creer que iban a gobernar prescindiendo del Senado.
—¿Qué orden bajó Reutemann?
—Ninguna, porque nunca lo hace. El deja trabajar con libertad y juzga por los resultados. Si estuve muchos años con él es porque habrá estado satisfecho. Recuerdo es que en el momento de la crisis que nos tocó me dijo que privilegiara comida, salud y seguridad. Yo actué en consecuencia.
—¿Hay algo en todo esto que no sea ajeno a su aspiración de ser gobernador?
—Si yo no tuviera esa vocación por el destino de mi provincia, no presidiría la comisión de Presupuesto y Hacienda. Obviamente, estoy viendo con preocupación el destino de mi pueblo y lo estoy viendo a nivel provincial y nacional. Se han perdido dos o tres elementos fundamentales de esa relación. Se le han enervado al sector privado la autonomía para que siga creciendo en un contexto internacional favorable. Otro elemento graves es el desfinanciamiento que están produciendo a los estados provinciales, el manejo que hace el Estado nacional. El cambio lo tiene que protagonizar una persona: Carlos Reutemann. Entonces, me gustaría acompañarlo en la provincia.
—¿Está entonces preparando su candidatura a gobernador?
—En ese contexto. De otro modo no me interesa.
fuente: La Capital