lunes, 28 de diciembre de 2009



Binner tuvo otra noche de miércoles en el Senado

El nuevo sopapo que le propinó el Senado a los proyectos de cambios fiscales del gobierno de Hermes Binner teje un nuevo eslabón del proceso de restauración política y económica instalado durante el último año.
No hace falta convalidar sin cortapisas la propuesta del Ejecutivo para entender bajo esta lupa la votación del miércoles pasado. El espacio político que se referencia en el ex gobernador Carlos Reutemann fue el gran ganador de la jornada y, con la venia de la renovada unidad en la acción del justicialismo, promete consolidar su triunfo sobre el fin de año.

El oficialismo provincial no depende de un Cobos para definir una votación en el Senado, donde está en clara minoría, ni en Diputados, donde tiene una holgada mayoría que de todos modos no le alcanza para insistir con su proyecto original. En ese sentido, no podrá dramatizar una historia de traiciones ni defecciones ideológicas que disfracen la realidad política y su propia impericia para construir consensos, como le pasó al gobierno nacional en el conflicto del campo.

Aunque en la Cámara baja sí hay un bloque de legisladores kirchneristas, que alguna vez le habilitó el tratamiento del presupuesto 2009. Está claro que no son aliados ni tienen obligación política de votar con el oficialismo. Por el contrario, son legítimamente opositores y quizás estén convencidos que la transversalidad fue sólo una coartada para consumo de la ingenuidad política. De hecho, el proyecto del gobierno provincial tiene también muchas aristas discutibles y además fue militado con el desprecio y la soberbia que caracterizó a la relación de esta administración provincial con el resto de los espacios políticos.

Pero no será fácil de armonizar el recuerdo de las furiosas batallas del conflicto del campo, los encendidos discursos contra la oligarquía, los dedos levantados contra tibios y traidores en la lucha por las retenciones, con el aval a un dictamen que viene del Senado con una impronta alejada de aquellos postulados y que lleva el sello de los principales operadores reutemistas.

El proyecto que salió de la Cámara alta recoge parte del dictamen de minoría elaborado en Diputados, con importante participación del kirchnerismo. Pero elimina todo vestigio de reintroducción de ingresos brutos para las grandes industrias y empresas de la construcción, y quita uno de los pocos elementos de progresividad propuestos en los cambios al impuesto inmobiliario rural, como era la unificación de la base contributiva en la cabeza del titular de distintos predios.

La consigna de la causa moral y absoluta para generar obligaciones políticas sería sólo una coartada si el gobierno provincial la pusiera en juego para lograr la votación de su proyecto de presupuesto, reforma fiscal y autorización para endeudarse. Como lo fue durante el conflicto del campo y otras peleas que planteó el gobierno nacional.
La verdad es que la construcción de consensos en torno de un programa de transformación se logra reconociendo a los potenciales aliados y abriendo los oídos a sus objeciones y propuestas.
Pero en Santa Fe, como también en el país, la preservación de las estructuras políticas tradicionales parece estar garantizada, aun cuando obligue a los dirigentes que aspiran a representar al progresismo a ir al pie de las opciones más conservadoras. Es probable que algo de esto se vea el miércoles que viene.
fuente: La Capital