Los barones del conurbano están dispuestos a acompañar la candidatura de Carlos Reutemann .
El tiempo parece no pasar nunca en Olivos. Qué tensión que hay en el ambiente. A Kirchner & Kirchner el peronismo le está aplicando una receta que el matrimonio presidencial conoce al dedillo: virar hacia otro destino, perder el temor, ir hacia nuevos puertos.
Si hasta el ex cebador de mate de Eduardo Duhalde, el senador José Pampuro, quien fue un peón del poder hasta hoy, se atrevió a acompañar a Daniel Scioli en su visita a los dirigentes ruralistas. ¿Qué podría reprocharle Néstor Kirchner al gobernador bonaerense, que el 28 de junio entró al cementerio con su candidatura "testimonial", un engendro que tal vez lo aleje para siempre de su aspiración de llegar a la Presidencia?
El problema para el poder central es que debe hacer esfuerzos cuantiosos en energía (y dinero) para evitar que la última organización con capacidad real de movilización, la CGT, se le desarticule como una flor ante la ventisca. De hecho, Hugo Moyano y los "Gordos" ya han roto lanzas, y el camionero también conoce la receta con que lo mandarán hacia otro lugar. Ahora venimos nosotros porque nos toca, deberán estar pensando Armando Cavalieri (Mercantiles), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Carlos West Ocampo (Sanidad), entre otros. Aunque nunca hayan escuchado al Indio Solari.
La oposición deberá manejarse de ahora en más con una inteligencia práctica y estratégica que hasta aquí no demostró. Más allá de los bienvenidos "dialoguitos" con la presidenta de la Nación o con Florencio Randazzo, no es sólo charla lo que necesita el país, estragado por una crisis económica profunda y sin que se haya resuelto ningún intríngulis anterior a las elecciones.
Kirchner lucubra una manera de recuperar la iniciativa, seguramente por medio de algunos proyectos o decretos-ley que lo pondrán en guerra abierta con los grupos económicos y mediáticos más importantes del país.
Mientras llega ese momento, no deja de preocupar la visión maniquea, extraviada y peligrosa con que alguna "pluma pingüina" habla de la oposición y de "las derechas" como usinas de un inminente "golpe destituyente", al tiempo que califica de idiotas útiles a los progresistas que no apoyan al gobierno.
Nadie en su sano juicio quiere que la presidenta termine su mandato antes de tiempo; tampoco se observan movimientos del tipo que narra el columnista. "Es la última que le queda al Lupo. La CGT no va a hacer locuras, ahora (Kirchner) tiene que remar con (Emilio) Pérsico y (Luis) D’Elía", dice a este diario un legislador kirchnerista que ya se "cansó de no poder hablar con nadie cercano al ex presidente de cosas serias".
Los rumores vuelan a la velocidad de la luz en provincia de Buenos Aires y en cualquier tertulia donde se reúnan personajes con información. Unos apuntan lo señalado aquí y otros creen que es inexorable el adelantamiento de las elecciones teniendo en cuenta el casi nulo margen de maniobra que tiene el kirchnerismo en el Congreso.
Si para cualquier gobernante es más fácil cambiar de ideología que de personalidad, como sostenía Maquiavelo, tiene más chances Lionel Messi de jugar este año en Newell’s que Kirchner de compartir el poder real con la oposición.
"En medio del descalabro que tenemos se nos aparece (Hermes) Binner pidiéndonos un montón de plata. Qué raro es ese hombre, la trata a Cristina como si fuera una compañera de partido. Por algo Néstor lo quería llevar a su redil, al igual que a (Miguel) Lifschitz. Cada vez que se los convocó los tipos estuvieron como soldados. Y bueno, habrá que darles algo de cashh… ¿Qué pasa en esa provincia; no era que (Jorge) Obeid los había dejado con plazos fijos bastante gruesos?", intercambia el rol de periodista un secretario de Estado, bronceado como si enero no se hubiera ido nunca.
El problema para el poder central es que debe hacer esfuerzos cuantiosos en energía (y dinero) para evitar que la última organización con capacidad real de movilización, la CGT, se le desarticule como una flor ante la ventisca. De hecho, Hugo Moyano y los "Gordos" ya han roto lanzas, y el camionero también conoce la receta con que lo mandarán hacia otro lugar. Ahora venimos nosotros porque nos toca, deberán estar pensando Armando Cavalieri (Mercantiles), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra), Carlos West Ocampo (Sanidad), entre otros. Aunque nunca hayan escuchado al Indio Solari.
La oposición deberá manejarse de ahora en más con una inteligencia práctica y estratégica que hasta aquí no demostró. Más allá de los bienvenidos "dialoguitos" con la presidenta de la Nación o con Florencio Randazzo, no es sólo charla lo que necesita el país, estragado por una crisis económica profunda y sin que se haya resuelto ningún intríngulis anterior a las elecciones.
Kirchner lucubra una manera de recuperar la iniciativa, seguramente por medio de algunos proyectos o decretos-ley que lo pondrán en guerra abierta con los grupos económicos y mediáticos más importantes del país.
Mientras llega ese momento, no deja de preocupar la visión maniquea, extraviada y peligrosa con que alguna "pluma pingüina" habla de la oposición y de "las derechas" como usinas de un inminente "golpe destituyente", al tiempo que califica de idiotas útiles a los progresistas que no apoyan al gobierno.
Nadie en su sano juicio quiere que la presidenta termine su mandato antes de tiempo; tampoco se observan movimientos del tipo que narra el columnista. "Es la última que le queda al Lupo. La CGT no va a hacer locuras, ahora (Kirchner) tiene que remar con (Emilio) Pérsico y (Luis) D’Elía", dice a este diario un legislador kirchnerista que ya se "cansó de no poder hablar con nadie cercano al ex presidente de cosas serias".
Los rumores vuelan a la velocidad de la luz en provincia de Buenos Aires y en cualquier tertulia donde se reúnan personajes con información. Unos apuntan lo señalado aquí y otros creen que es inexorable el adelantamiento de las elecciones teniendo en cuenta el casi nulo margen de maniobra que tiene el kirchnerismo en el Congreso.
Si para cualquier gobernante es más fácil cambiar de ideología que de personalidad, como sostenía Maquiavelo, tiene más chances Lionel Messi de jugar este año en Newell’s que Kirchner de compartir el poder real con la oposición.
"En medio del descalabro que tenemos se nos aparece (Hermes) Binner pidiéndonos un montón de plata. Qué raro es ese hombre, la trata a Cristina como si fuera una compañera de partido. Por algo Néstor lo quería llevar a su redil, al igual que a (Miguel) Lifschitz. Cada vez que se los convocó los tipos estuvieron como soldados. Y bueno, habrá que darles algo de cashh… ¿Qué pasa en esa provincia; no era que (Jorge) Obeid los había dejado con plazos fijos bastante gruesos?", intercambia el rol de periodista un secretario de Estado, bronceado como si enero no se hubiera ido nunca.
Binner deberá gobernar dos años y medio más, espacio que nadie sabe cómo será. Lo único seguro es que aquella poderosa caja que imponía respeto se agujereó, hay que cumplir compromisos internacionales por 20 mil millones, la inflación está contenida, los grupos económicos piden un dólar altísimo y el peronismo muta poco a poco hacia la nueva Meca: Santa Fe.
"Sin dudas los barones del conurbano están dispuestos a acompañar la candidatura de Carlos Reutemann", dice a este medio el consultor político Carlos Germano, conocedor al dedillo de lo que sucede en provincia de Buenos Aires.
"Sin dudas los barones del conurbano están dispuestos a acompañar la candidatura de Carlos Reutemann", dice a este medio el consultor político Carlos Germano, conocedor al dedillo de lo que sucede en provincia de Buenos Aires.
El vicepresidente Cobos fue uno de los que más se alegró con la victoria de Reutemann en Santa Fe porque, si el triunfador era Rubén Giustiniani, el gobernador Binner sería un hueso muy difícil de roer.
El lector escuchará a varios candidatos (entre ellos Reutemann) decir que "para el 2011 falta una eternidad". Es solamente un latiguillo. El 2011 ya está entre nosotros.
El lector escuchará a varios candidatos (entre ellos Reutemann) decir que "para el 2011 falta una eternidad". Es solamente un latiguillo. El 2011 ya está entre nosotros.
fuente: www.lacapital.com.ar