Carlos Reutemann
en la bolsa de comercio
“El PEN debería darle
una respuesta rápida al campo”
El senador nacional se mostró dispuesto a dialogar con el gobierno provincial.
“La campaña ya quedó en el olvido”, dijo.
“Hay demasiada expectativa depositada en el Congreso, pero hay que entender que éste tiene sus tiempos”, dijo anoche el senador Carlos Reutemann en la Bolsa de Comercio de Santa Fe, al referirse al largo conflicto del gobierno nacional con el sector rural. Y agregó: “Mucho más rápida podría ser la reacción del Poder Ejecutivo, que cuenta con los atributos institucionales necesarios para cambiar el escenario con resoluciones efectivas”. “Para eso -continuó diciendo- hace falta diseñar un plan estratégico para el campo, definir políticas operativas para el sector y ponerlas en marcha. Las debería elaborar el PEN, porque su capacidad de respuesta es mucho más rápida que la vía del Congreso”.
El legislador no desestimó el papel fundamental del Parlamento -de hecho, lo reivindicó-, pero alertó respecto de la sobrecarga de expectativas ciudadanas. Confirmó que la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados tratará la emergencia agropecuaria como primer tema, y que es posible obtener dictámenes favorables para la rebaja de retenciones y la declaración de emergencia para las zonas muy afectadas por la sequía.
Sin embargo, durante su análisis de la situación, no se privó de un toque de crudeza a la hora de perfilar la política real. “Si el clima acompaña se espera una cosecha de 50 ó 55 millones de toneladas de soja que, con una retención sostenida en el 35 por ciento, operaría como pulmón financiero para el gobierno. Ése es el cálculo que me parece que se está haciendo”, puntualizó.
Una buena noticia
Por cierto que esta visión choca con los reclamos y las esperanzas del sector agropecuario, pero sin duda esa masa de recursos futuros constituye una fuerte tentación para un gobierno afectado por la constante fuga de capitales, la privación de financiamiento externo y la desaparición del superávit primario.
Para contrarrestar esa pulsión, Reutemann resaltó como el mejor antídoto el inminente vencimiento de las facultades delegadas por el Congreso al Poder Ejecutivo -los remanidos superpoderes-, que concluyen el 24 de agosto próximo. “Eso -expresó el senador- es concreto, y hoy por hoy es una buena noticia”.
A requerimiento del directorio de la Bolsa, que mostró una amplia concurrencia, el senador abordó los problemas de la carne, de la leche y los granos, afectados por la intervención del Estado. Se interesó particularmente en el tema de la producción láctea, sector atrapado por medidas de corto plazo -que la mesa calificó de insólitas- y amenazado por varios proyectos de ley elaborados por gente que desconoce el tema y que fueron calificados por algunos conocedores como intervencionistas y peligrosos. Reutemann le preguntó a Federico Eberhardt, como hombre de la industria, las razones por las que el precio pagado a los productores neozelandeses -similar al que se paga aquí- era retributivo, mientras que en la Argentina no cubre los costos. El directivo de Milkaut respondió que en Nueva Zelanda la producción está organizada en función de una escala que amplifica la eficiencia y multiplica la productividad. Eberhardt ejemplificó diciendo que allá un camión transporta lo que aquí transportan cinco y que la más pequeña de las plantas neozelandesas de secado es mayor que la más grande de la Argentina. Añadió que las fábricas no compiten entre sí con reducción de precios en los contratos, sino que todas las plantas convergen en una comercialización centralizada cuyo mercado es el mundo. La competencia, por tanto, no es interna sino externa; y la eficiencia lograda por la gran escala permite bajar los costos y los precios. Reutemann coincidió en que, en este rubro, el país a mirar es Nueva Zelanda y no Europa.
Respecto de las retenciones, cualquiera sea el tipo de producto, el senador por Santa Fe reflexionó acerca del peligro que implica fijarlas por ley, ya que genera una marcada rigidez que puede tener efectos graves en un escenario de precios dinámicos. “Una ley, para cambiar, necesita de otra ley, y ese proceso suele ser lento y complicado”, enfatizó.
Puerto y diálogo
Con relación a la ampliación del Puerto de Santa sobre la vía troncal de navegación en el río Paraná, Reutemann ratificó su visión positiva del emprendimiento que, a su juicio, acompaña la extensión de la frontera agrícola hacia el norte. “Ahora, por la revolución tecnológica operada en las semillas se siembra en todos lados, y sabemos que el transporte por agua es el más barato, de modo que cuanto antes llegue al río la producción mejor es la ecuación para el productor por disminución del flete. Hay que activar el ferrocarril de cargas y el transporte por agua, porque eso es bueno para el país en su conjunto. Hoy las cosas se hacen exactamente al revés: el principal medio de carga es el camión, que es el más caro como flete, el que mayor impacto ambiental provoca y el que mayores costos de mantenimiento de la infraestructura plantea. Al correrse la producción al norte el Puerto de Santa Fe tiene un papel que cumplir. Antes, el límite estaba en Puerto San Martín; ahora dos multinacionales se instalaron en Timbúes. Los puertos se corren al norte, y los futuros volúmenes, pasadas la sequía y la falta de políticas, llevará la producción nacional de granos por encima de los cien millones de toneladas. En ese marco, es evidente que el puerto santafesino tiene un rol que cumplir”.
Consultado sobre la defensa de los intereses provinciales y, a ese efecto, sobre la viabilidad de un diálogo con el gobierno provincial para fortalecer la posición de Santa Fe, manifestó: “La campaña ya pasó, y las cosas que se dijeron ya quedaron en el olvido. Tengo claro que represento a la provincia en el Senado de la Nación y, en ese plano, estoy dispuesto a dialogar con las autoridades que conducen a Santa Fe”.
Sin embargo, durante su análisis de la situación, no se privó de un toque de crudeza a la hora de perfilar la política real. “Si el clima acompaña se espera una cosecha de 50 ó 55 millones de toneladas de soja que, con una retención sostenida en el 35 por ciento, operaría como pulmón financiero para el gobierno. Ése es el cálculo que me parece que se está haciendo”, puntualizó.
Una buena noticia
Por cierto que esta visión choca con los reclamos y las esperanzas del sector agropecuario, pero sin duda esa masa de recursos futuros constituye una fuerte tentación para un gobierno afectado por la constante fuga de capitales, la privación de financiamiento externo y la desaparición del superávit primario.
Para contrarrestar esa pulsión, Reutemann resaltó como el mejor antídoto el inminente vencimiento de las facultades delegadas por el Congreso al Poder Ejecutivo -los remanidos superpoderes-, que concluyen el 24 de agosto próximo. “Eso -expresó el senador- es concreto, y hoy por hoy es una buena noticia”.
A requerimiento del directorio de la Bolsa, que mostró una amplia concurrencia, el senador abordó los problemas de la carne, de la leche y los granos, afectados por la intervención del Estado. Se interesó particularmente en el tema de la producción láctea, sector atrapado por medidas de corto plazo -que la mesa calificó de insólitas- y amenazado por varios proyectos de ley elaborados por gente que desconoce el tema y que fueron calificados por algunos conocedores como intervencionistas y peligrosos. Reutemann le preguntó a Federico Eberhardt, como hombre de la industria, las razones por las que el precio pagado a los productores neozelandeses -similar al que se paga aquí- era retributivo, mientras que en la Argentina no cubre los costos. El directivo de Milkaut respondió que en Nueva Zelanda la producción está organizada en función de una escala que amplifica la eficiencia y multiplica la productividad. Eberhardt ejemplificó diciendo que allá un camión transporta lo que aquí transportan cinco y que la más pequeña de las plantas neozelandesas de secado es mayor que la más grande de la Argentina. Añadió que las fábricas no compiten entre sí con reducción de precios en los contratos, sino que todas las plantas convergen en una comercialización centralizada cuyo mercado es el mundo. La competencia, por tanto, no es interna sino externa; y la eficiencia lograda por la gran escala permite bajar los costos y los precios. Reutemann coincidió en que, en este rubro, el país a mirar es Nueva Zelanda y no Europa.
Respecto de las retenciones, cualquiera sea el tipo de producto, el senador por Santa Fe reflexionó acerca del peligro que implica fijarlas por ley, ya que genera una marcada rigidez que puede tener efectos graves en un escenario de precios dinámicos. “Una ley, para cambiar, necesita de otra ley, y ese proceso suele ser lento y complicado”, enfatizó.
Puerto y diálogo
Con relación a la ampliación del Puerto de Santa sobre la vía troncal de navegación en el río Paraná, Reutemann ratificó su visión positiva del emprendimiento que, a su juicio, acompaña la extensión de la frontera agrícola hacia el norte. “Ahora, por la revolución tecnológica operada en las semillas se siembra en todos lados, y sabemos que el transporte por agua es el más barato, de modo que cuanto antes llegue al río la producción mejor es la ecuación para el productor por disminución del flete. Hay que activar el ferrocarril de cargas y el transporte por agua, porque eso es bueno para el país en su conjunto. Hoy las cosas se hacen exactamente al revés: el principal medio de carga es el camión, que es el más caro como flete, el que mayor impacto ambiental provoca y el que mayores costos de mantenimiento de la infraestructura plantea. Al correrse la producción al norte el Puerto de Santa Fe tiene un papel que cumplir. Antes, el límite estaba en Puerto San Martín; ahora dos multinacionales se instalaron en Timbúes. Los puertos se corren al norte, y los futuros volúmenes, pasadas la sequía y la falta de políticas, llevará la producción nacional de granos por encima de los cien millones de toneladas. En ese marco, es evidente que el puerto santafesino tiene un rol que cumplir”.
Consultado sobre la defensa de los intereses provinciales y, a ese efecto, sobre la viabilidad de un diálogo con el gobierno provincial para fortalecer la posición de Santa Fe, manifestó: “La campaña ya pasó, y las cosas que se dijeron ya quedaron en el olvido. Tengo claro que represento a la provincia en el Senado de la Nación y, en ese plano, estoy dispuesto a dialogar con las autoridades que conducen a Santa Fe”.
Fuente: www.ellitoral.com